jueves, 20 de febrero de 2014

La tecnología no es cuestión de dinero



El aspecto económico siempre se encuentra como epicentro de las inversiones en tecnología, sin embargo lo cierto es que en el 90 % de las ocasiones sencillamente... no es una cuestión de dinero.

Hace unos días estaba reunido con una cliente, estábamos valorando las posibilidades de inversión para cubrir sus necesidades en los aspectos de CRM, facturación y contabilidad y estábamos comentando las posibilidades con las que contaban dos opciones distintas. Una era más económica pero menos funcional y avanzada tecnológicamente y otra más cara pero más funcional y avanzada tecnológicamente.

La segunda estaba casi descartada desde el principio por precio, pero al valorarla en profundidad comenzó a coger peso mientras llegábamos a una conclusión; No es cuestión de precio. Y lo cierto es que es así.

Resulta muy habitual que cuando se plantea a una empresa la posibilidad de realizar una inversión tecnológica, ésta indique que o es muy caro o que su empresa es demasiado pequeña para esa inversión.

Yo me he encontrado con estas respuestas en una gran cantidad de ocasiones mientras veía como abordaban otras inversiones en otros aspectos que en ocasiones suponían en ocasiones hasta 150 veces el importe de la solución que les estaba proponiendo.

Cuando afirmamos que no es una cuestión de dinero inmediatamente se nos viene una pregunta a la cabeza, ¿Y entonces de que es cuestión? Pues sencillamente de concepto.

Si, es el concepto que tenemos de este tipo de herramientas el que generalmente nos impide o dificulta abordar este tipo de inversiones, pero ¿Por qué?

La realidad es que nos cuesta mucho entender la relación calidad precio de la tecnología, parece que todo ha de ser muy barato, incluso cuando la inversión adquiere un entidad seria, se valora mucho una diferencia en el precio de un 20 o un 30 % aunque la herramienta más cara nos ofrezca muchísimas más ventajas.

A la tecnología en las empresas aún no se le ha dado la entidad que merece salvo en contadas ocasiones. Lo habitual cuando una empresa quiere realizar una mejora en su gestión, en la calidad de sus productos y servicios, en la atención al cliente o en su eficacia es realizar inversiones que mejoren esas situaciones, pero en qué se invierte? En un nuevo Director Comercial, o de Marketing, en un nuevo comercial, un nuevo Director Técnico o en ocasiones en una certificación de calidad o algo similar.

El coste de los anteriores ejemplos a cinco años suele resultar unas tres veces superior a lo que una inversión en tecnología bien orientada puede costar, contra lo que en muchas ocasiones supone un aumento de un 20 o un 30 % en aumento de beneficios y en ocasiones hasta más de un 100 % puede suponer la diferencia entre ambas opciones a favor de la tecnología.

Pero entonces... ¿que nos impide optar por la tecnología en lugar de por las opciones tradicionales?

la base son dos motivos:


  • Un evidente temor a lo nuevo y lo desconocido que todos sufrimos (yo incluido).
  • Experiencias fallidas por anteriores inversiones (generalmente no lo suficientemente serias).
Por eso, para poder orientar de la manera más rentable posible nuestras inversiones en tecnología es por lo que la elaboración de un Plan Estratégico tecnológico puede ayudarnos no solo a rentabilizar nuestras inversiones, sino que hará que nuestra empresa aumente su competitividad.

Autor: Jose David Rodriguez

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